Llegó el gran día egipcio y, nuestros embalsamadores, siempre bajo la protección invisible de Anubis, tuvieron en sus manos el cuerpo del mismísimo Tutankamón y, con la seriedad y el buen hacer que los caracteriza, lo prepararon para su viaje hasta el Más Allá, esta vez sin maldición alguna hacia su momia.
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Esto no es broma? No puedo creer que no tengan nada mejor que enseñar a los niños que momificar gente. Lamentable.
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